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Conservación en acción

MALLORCA, ISLAS BALEARES

ESTAMOS A TIEMPO

“No hay que tirar la toalla, el Mediterráneo sigue siendo uno de los puntos calientes de biodiversidad de todo el mundo”

Ricardo Sagarminaga, Investigador principal y miembro de Save the Med

El azul mediterráneo encandiló desde el primer día a Ricardo Sagarminaga. De familia marinera, este ecologista vasco-holandés fue el fundador de uno de los centros de investigación y educación marina más importantes de nuestro mar: Alnitak, actualmente unido a la Fundación Save The Med. Con base en la isla de Mallorca, Sagarminaga lleva más de 30 años trabajando en estrategias de innovación medioambiental basadas en la participación ciudadana. El Toftevaag es su buque insignia, un antiguo pesquero noruego de 1910 restaurado como barco de investigación. Es una especie de oficina al aire libre que se ha convertido en el punto de encuentro de científicos, profesores y voluntarios, y en el símbolo de la identidad y visión del proyecto. Así, Sagarminaga ha conseguido unir sus dos grandes pasiones: los veleros clásicos y la conservación de la biodiversidad marina.

CIENCIA Y DIÁLOGO

El programa de investigación de Save The Med está centrado en el estudio de los factores que amenazan la supervivencia de especies paraguas, comunes en todos los océanos: tortugas marinas, tiburones, ballenas, delfines y atunes. Un modelo basado en el trabajo científico, la obtención de datos de alta calidad a través de la utilización de nuevas tecnologías y el diálogo con todas las partes implicadas en el ecosistema. “Resulta sorprendente hasta dónde se puede llegar con una base científica y el diálogo como bandera para encontrar soluciones que beneficien al ecosistema completo”, señala Sagarminaga. El objetivo final es encontrar soluciones transfronterizas que puedan ser aplicadas, para resolver problemáticas similares, en otros mares y océanos del mundo.

UN OCÉANO EN MINIATURA

El Mediterráneo es un mar que por sus dimensiones y riqueza biológica permite obtener resultados científicos representativos en muy poco tiempo. Lo que en el Mediterráneo lleva diez días de trabajo, en el océano se multiplica por cien. Por eso, aunque la problemática de mares y océanos tenga sus particularidades en cada caso, nuestro mar sirve como ejemplo para encontrar soluciones comunes. Así lo entiende Sagarminaga: “Es como tener un océano bajo la lupa de tu microscopio, por eso lo usamos como laboratorio para desarrollar medidas que luego pueden adaptarse en distintas partes del planeta”.

EN SITUACIÓN CRÍTICA

Los grandes plásticos no tardan 500 años en desaparecer, sino que se convierten en microplásticos y pasan a formar parte de toda la cadena alimenticia del ecosistema marino. La gran mayoría de las especies del Mediterráneo se ven afectadas por esta y otras problemáticas, como las redes fantasma, las colisiones accidentales o el cambio climático. La situación es preocupante y requiere una actuación inmediata, tal y como explica Sagarminaga: “Para contrarrestar estas amenazas no hacen falta más datos, hay que actuar ya, porque tal y como estamos no podemos seguir”.

TRABAJO EN EQUIPO

Aumentar el número de áreas marinas protegidas, evitar las colisiones de grandes buques con ballenas o reducir notablemente el número de capturas accidentales de tortugas marinas en artes de pesca son algunos de los logros que se han conseguido gracias al trabajo de Save The Med. Unos resultados que no habrían sido posibles sin el pilar fundamental del proyecto: la colaboración ciudadana. Y es que la mejor manera de cuidar el Mediterráneo es hacerlo entre todos. Lo tiene claro Ricardo Sagarminaga: “Los voluntarios son nuestros asistentes de campo, patrocinadores económicos y generadores de la energía necesaria para renovar las ganas del equipo y seguir trabajando”.

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Barco alejándose

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