Las aves migratorias realizan desplazamientos de larga duración, pero siempre recuerdan el lugar que las vio nacer. Por eso el carricerín cejudo es capaz de recorrer los más de 6.000 km que separan su zona de invernada, en el África subsahariana, de su zona de cría, en el este de Europa. Desde Mauritania a Lituania, por ejemplo. Un viaje sin pasaportes ni aduanas, pero sí con escalas. Y es que esta ave, la más amenazada de Europa occidental, encuentra en los humedales de la Península Ibérica el lugar perfecto para descansar y alimentarse antes de reemprender el vuelo.
Selecciona tu país o región
- Europa
- España
- Cataluña
- Portugal
- Reino Unido
- Versión Internacional
Refugios migratorios
TORREBLANCA, CASTELLÓ
Antonio Guillem, Coordinador de proyectos de la fundación Global Nature
ESPECIES EN PELIGRO
La fundación Global Nature trabaja desde hace más de 20 años en la conservación de estos hábitats imprescindibles para la biodiversidad mediterránea. Actualmente la fundación lidera -entre otros- el proyecto Life Paludicola, centrado en el estudio y preservación del carricerín cejudo, pero con un objetivo que va más allá: mejorar la delicada situación de los humedales para proteger a todas las especies que encuentran cobijo en estos parajes.
ÁREAS DE SUPERVIVENCIA
Los humedales son terrenos, casi siempre llanos, inundados de manera permanente o intermitente. Esta variación del nivel de agua proporciona una riqueza de flora y fauna que los convierte en uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del mediterráneo. Carricerín cejudo, cerceta pardilla o porrón pardo son algunas de las aves migratorias más amenazadas de Europa que encuentran descanso y alimento en estos hábitats. Estaciones de servicio necesarias para la supervivencia de especies no muy numerosas: “Existen menos carricerines cejudos en el mundo que osos polares o elefantes africanos” avisa Antonio Guillem, director de proyectos en la fundación Global Nature.
SITUACIÓN CRÍTICA
El desarrollo urbanístico, la construcción de infraestructuras o los vertidos contaminantes son las principales amenazas que afectan a los humedales mediterráneos. Un hecho que para Antonio Guillem tiene un denominador común: la actividad humana. “Durante el último siglo se ha reducido en un 60% la superficie mundial de los humedales” advierte, y recuerda que la importancia de conservar estos hábitats va más allá de lo biológico: “Son espacios vitales para frenar el cambio climático, evitar catástrofes naturales y mejorar la actividad económica y cultural de la población”. Y es que la desaparición de estos ecosistemas implicaría la pérdida de una barrera de contención natural frente a problemáticas medioambientales como la contaminación del agua, los vertidos tóxicos o la emisión de gases de efecto invernadero.
ESPECIE PARAGUAS
Existen muchas especies que se benefician de las acciones realizadas por la fundación Global Nature para la protección del carricerín cejudo. Por ello, esta ave recibe el calificativo de especie paraguas, ya que su preservación beneficia a todo el ecosistema. La gestión de la vegetación, el anillamiento y seguimiento de otras aves, la regulación del agua y la asesoría a ganaderos y agricultores locales para promover una actividad más sostenible son algunas de las tareas que forman parte del día a día en el proyecto Life Paludicola. Una iniciativa que garantiza la buena conservación de los humedales mediterráneos y con la que cualquier ciudadano puede colaborar a través de su página web.
PEQUEÑOS GESTOS CON IMPORTANCIA
Tomar conciencia sobre la importancia que tiene la conservación de los humedales es el primer paso para proteger la biodiversidad mediterránea, pero también para evitar desastres naturales y frenar el cambio climático. Desde la fundación Global Nature destacan que existen acciones como no tirar basuras o evitar hacer fuegos que marcan la diferencia, y recuerdan que el cuidado de estos ecosistemas es una cuestión de responsabilidad común: “Si trabajamos conjuntamente ciudadanos, entidades públicas y entidades privadas vamos a conseguir la recuperación de estos ecosistemas”.
La siega es una de las actividades principales que realiza Global Nature para la conservación de los humedales.
El material orgánico que se obtiene tras las siegas sirve a los agricultores locales como abono 100% natural y sostenible.