Desde mediados de 2016 la nacra (Pinna nobilis) sufre el ataque de un parásito letal que, en menos de tres años, ha puesto en peligro de extinción a toda la especie. El Instituto de Investigación en Medio Ambiente y Ciencia Marina (IMEDMAR), lidera el proyecto a nivel nacional para la salvación y recuperación de las nacras. Un trabajo centrado en preservar y reproducir a los 215 ejemplares rescatados a finales de 2017 en Portlligat, para evitar que esta especie endémica del Mediterráneo desaparezca de nuestro mar.
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Salvando a toda una especie
Calpe, Alicante
José Tena, Director Imedmar-UCV
UNA ESPECIE ÚNICA
La nacra (Pinna nobilis) es el molusco bivalvo más grande del Mediterráneo y el segundo del mundo, supera el metro de longitud y puede llegar a vivir más de 40 años. Se trata de una especie estructurante que favorece el desarrollo de los ecosistemas propios como las praderas de Posidonia oceanica y que, al ser un organismo filtrador, limpia muchísimo las aguas.
EN SITUACIÓN CRÍTICA
Existe un número incierto de nacras en el Mediterráneo, pero se ha detectado que la tasa de mortalidad es de casi el 100% de los ejemplares en la zona de control científico. Desde finales de 2016 empezó a detectarse una mortandad masiva en Andalucía, Murcia, Baleares, Comunidad Valenciana y poco a poco también en aguas de Cataluña. El causante es un protozoo muy agresivo, el Haplosporidium pinnae, que infecta principalmente las glándulas digestivas de las nacras y provoca que mueran por inanición.
CUIDADOS INTENSIVOS
La situación obliga a los científicos del IMEDMAR a trabajar contra reloj para conseguir averiguar cuáles son las mejores condiciones de crecimiento, desarrollo y reproducción de la Pinna nobilis. En esta investigación, la nacra de roca (Pinna rudis) juega un papel fundamental ya que, al ser resistente al parásito, permite a los científicos realizar distintas pruebas de alimentación, salinidad y otras condiciones del agua tanto en el laboratorio como en mar abierto.
POR EL FUTURO DE NUESTRO MAR
Si vemos una nacra en el medio natural, viva o muerta, debemos notificarlo de inmediato al IMEDMAR o a los responsables del proyecto Observadores del Mar para que procedan a salvarla o bien puedan estudiar al ejemplar. Y es que la colaboración ciudadana y la educación ambiental son dos pilares fundamentales para la recuperación y salvación de cualquier especie. Lo tiene claro José Tena: “debemos dar a conocer la nacra, porque sólo así aprenderemos a respetarla y ayudarla a que siga con nosotros muchos años más”.