Los animales migratorios realizan desplazamientos de larga duración, pero siempre recuerdan el lugar que los vio nacer. Más o menos como Chanel Comis y Nikos Vallialnos, la pareja de biólogos marinos que, en 2012, tomó la decisión de volver a la isla de Cefalonia, Grecia, donde habían nacido sus respectivos padres. Él, desde Atenas, y ella, desde Carolina del Norte, en dos viajes distintos con un mismo objetivo: la investigación y conservación de tortugas marinas. Chanel y Nikos lideran hoy Wildlife Sense, un proyecto que cuenta con más de 400 personas implicadas para proteger a una de las especies más icónicas de nuestro mar: la tortuga marina mediterránea.
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Dinosaurios Marinos
CEFALONIA, GRECIA
Chanel Comis, fundadora de Wildlife Sense
MIGRACIONES LLENAS DE VIDA
La tortuga marina mediterránea es una especie migratoria que cumple una función crucial dentro del ecosistema marino. Por un lado transporta una gran cantidad de nutrientes a las zonas más necesitadas y permite el crecimiento de epibiontes, algas y crustáceos en su caparazón. Estos organismos, que crecen sobre su coraza, sirven como alimento para otros peces migratorios que acompañan a la tortuga durante sus travesías.
Además, equilibran el medio evitando la sobrepoblación de especies que se reproducen rápidamente, como medusas y moluscos. “También hay que destacar su influencia sobre el ecosistema terrestre”, explica Chanel. Y es que los huevos de tortugas marinas que no eclosionan, un 20%, generan nitrógeno al descomponerse y sirven como fertilizante natural para fortalecer el sistema de dunas que protege las playas del Mediterráneo.
ESPECIE AMENAZADA
Las tortugas marinas existen desde hace más de 200 millones de años: “Son como dinosaurios nadando en el mar”, afirma Nikos. Se trata de una especie fundamental para la cadena alimenticia y crucial dentro del ecosistema, por eso es muy importante protegerlas. “Si eliminas una especie vital, todo el ecosistema se tambalea”, advierte Chanel. Y es que las amenazas son muchas: la explotación pesquera, las redes de deriva y redes fantasma, las colisiones con embarcaciones, la ingesta de plásticos, el calentamiento del agua que condiciona el sexo de los nuevos ejemplares y la contaminación lumínica, que desorienta a las tortugas recién nacidas en el trayecto desde el nido hasta el mar.
PROTEGER Y EDUCAR
El objetivo principal de Wildlife Sense es cuidar y preservar la tortuga marina mediterránea. En ese sentido, la formación a la población y a otros investigadores es fundamental para extender el mensaje y conseguir salvar a esta especie. “Creemos que conseguir el reconocimiento social para la tortuga marina también es una manera de protegerla”, entiende Nikos. Cuando comenzó el proyecto, las tortugas marinas anidaban en cinco playas de la isla de Cefalonia, y actualmente lo hacen en más de treinta playas. “Es un dato muy positivo, pero también implica una mayor responsabilidad. Por eso debemos seguir educando a la población y a los turistas, para que entiendan la importancia de adquirir un compromiso con esta especie” asegura Chanel.
TRABAJO EN EQUIPO
“Podemos recuperar a las tortugas marinas en unos 40 años”, señalan desde Wildlife Sense, mientras insisten en que ya se sabe todo lo necesario para proteger y preservar a la población de tortugas marinas mediterráneas y que ahora solo hace falta ponerlo en práctica. “Salvar a las tortugas marinas no es solo una cuestión biológica o científica, sino también social y política. Hay que implicar a todas las partes para conseguir salvar a esta especie tan característica de nuestro mar”, reivindican Chanel y Nikos, quienes aportan una visión de futuro esperanzadora que invita a la superación: “Vamos por el buen camino, pero podemos hacerlo mejor y más rápido”.